miércoles, 6 de enero de 2010

Dia 3. Praga


Ultimas horas en cervezaland, decidimos tomarlo tranquilo para pasear por las calles, hacernos las ultimas fotos en sitios típicos y comer 2 cositas que nos faltaban: Gulass, y jamon de Praga.


Estación de metro decorada al estilo nespresso. Después nos dimos cuenta de que esta en la portada de Lonely Planet Praga 2007.

Plaza de Wenceslao, con el susodicho detrás a caballo y el museo nacional al fondo. Curioso, porque yo me había enganchado el pendiente en el gorro de Silvia.

Puente de Carlos. Esta foto no podía faltar, el toque de color lo da la bolsa roja de recuerdos, imprescindible el último día en cualquier ciudad.
Silvia y su edredón.
Reacción cuando me dice Silvia que aún nos quedan coronas para cervezas, puerta del puente de Carlos dirección malastrana.
Reloj Astronómico.
Aquí Silvia me acaba de decir que aun nos queda una cerveza checa por probar.
Tomando café en una cafetería. Repasando si todo había sido visitado.

Aprovechamos que había muchos puestos en la plaza antigua para comer, creo que están todo el año, aunque hace frío es bonito comer en la calle. El gulass estaba por 99 coronas, que serán como 5 euros. El trozo de jamón de Praga salia como 8 euros un trozo para dos. Cerveza por unos 2 euros. Creo que los precios eran un poco mas alto de lo normal porque estaba para turistas, pero aun así merece la pena. A parte, tenían mega pinchos morunos, pizzas raras, salchichas alemanas, y sopas.

Foto contrapicada con reloj al fondo y Silvia preguntándose de que sería la carne del Gulass. Lo que lo rodea era pan, no se si es decorativo o se come, pero nosotros no dejamos nada.
Cerveza al lado del Gulass.
Obra de un artista que se aburría mucho en casa, el Wences en su caballo, está dentro de un centro comercial.

Después de este recorrido aleatorio por Praga, viendo pistas de patinaje, algún teatro chulo, la iglesia bonita de Iglesia de nuestra Señora delante de Tyn (y no es de broma el nombre) por dentro, etc, fuimos a la estación de bus. Teníamos coronas sueltas (es lo que tiene que la cerveza sea tan barata) así que las gastamos en hacer la compra semanal en el 24h de la estación, llegué a pensar que nos harían facturar la megabolsa de comida que compramos, y eso que era para picar algo en el viaje de 4 horas a Viena. Lo curioso de todo, es que no quedo mucho cuando llegamos a Viena.

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